viernes, 10 de diciembre de 2010

El Cielo Protector (Starry night ) Don Mc Leon



 En el camino de mi vida he encontrado un pretexto ideal , contar con la música como confidente, fiel acompañante de momentos (que al final es lo que damos en llamar VIDA). He escuchado de personas que consideran que se trata de un ardid para quienes son melancólicas, sobre todo quienes se aproximan a melodías añejas, a las primeras versiones.  Así, pues ocurre que como en el teatro o en la pintura; deben reconocerse las raíces, pero no para etiquetar algún movimiento o expresión artística, sino para reconocer la libertad de cada obra. Según Nietsche la vida no sería lo mismo sin la música. Van Gogh y su relación con Gauguin, se basó en la observación, el contemplar, el hecho de nunca limitar su deseo de hacerse notar, a veces irresistible tan poderoso como la voluntad misma de vivir. Con esta realidad se las ven los músicos y orfebres, batallando con esas ocho notas y las innumerables combinaciones  que los impulsan. Por eso suscribo lo que dijo el gran filósofo antes  mencionado: La vida sería inconcebible sin ella.   

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